“Un héroe nunca elige su destino, su destino lo elige a él”. Así se describe lo que es un elegido o un ídolo en la historia Enemigo a las puertas. La peli está dirigida por Jean-Jacques Annaud adaptación de la novela homónima escrita por William Craig.
Yo diría “Un héroe no elige su destino, los medios lo eligen a él”.
El salvador del ejército ruso, el cual está abogado a la derrota, es el francotirador soviético, Vasili Záitsev (interpretado por Jude Law), un campesino normal y corriente, ascendido hasta la figura de superhombre por las voces de los locutores de la radio y la perspicacia de Danilov, el oficial encargado de la propaganda soviética.
En la trama podemos apreciar, por un lado, la gran importancia del nuevo medio de comunicación en aquella época, todo el mundo pegado a los sintonizadores para seguir la contienda de la II Guerra Mundial.
Y, por otro lado, se destaca la labor de propaganda que se ejercía desde ambos bandos. Los alemanes, amenazados por el mito de Vasili Záitsev, se ven obligados a crear un antagonista que le pare los pies, este será el mayor König, su mejor francotirador.
Personas normales, ensalzadas y divinizadas sin gran motivo, hay muchas. Pero, claro está que, en ocasiones han servido para movilizar a la sociedad, para pasar a la acción, para levantar el ánimo y no rendirse aunque ya estuvieran entre la espada y la pared. Algunos con más mérito que otros, se han llenado de gloria con los gritos y alabanzas de sus compatriotas. Entre los merecidos, rompo una lanza por los puestos en entredicho como, el reggaeton, los árbitros y María Teresa Fernández de la Vega; y entre los que están sobrevalorados tendría que citar a Madonna, Maradona y Obama.
Y escribo todo esto hoy, porque ha fallecido la mujer que nos llamó a pensar por nosotros mismos y a que no nos dejáramos llevar por lo que opine la mayoría. Sí, ha muerto Noelle Neumann, la politóloga que enunció la espiral del silencio. Teoría que describe el efecto de la presión social en la opinión que muestra el individuo a la sociedad, por el miedo a la represión y al aislamiento acabaría por cohibirse a la hora de expresar ese punto de vista.Rompamos también una lanza, o una pluma, por la teoría que mostrándonos nuestras debilidades y nuestros errores nos hará libres.

Hostias! No sabía que la había palmado.
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