A pesar de la futura fusión entre Telecinco-Cuatro y Antena 3- La Sexta, el panorama actual es bastante confuso. No podemos hablar de una fecha, de unos contenidos, de un modelo… La única información que encontramos en los medios es que las cadenas se fusionan.
Inevitablemente, lo que si podemos adivinar es que dicha decisión tendrá unas consecuencias relevantes. Y es que es de suponer que se llevará a cabo una reducción de los contenidos, una selección de los programas que actualmente se emiten y, por tanto, una consecuente reducción de la plantilla.
Pasamos de cuatro a dos canales, por lo que todo quedará reducido a la mitad. En cuanto al mundo del periodismo, dicha decisión será bastante negativa. Y es que los actuales profesionales de dichos medios tendrán que vivir esa reducción de plantilla. Pero no sólo eso, el enorme número de profesionales que cada año se licencian ya no tendrán tantas oportunidades de trabajo.
Aquellas personas que estamos en un doble plano, primero como espectadores y luego como futuros licenciados, pagaremos aún más las consecuencias de dicha fusión. Y es que para el público el cambio no va a tener nada positivo. Por un lado, nos encontramos con que muchos contenidos desaparecerán, muchos programas que millones de personas estamos acostumbrados a ver día a día o semana a semana, ya no estarán en la televisión. La pérdida de imagen que va a suponer para las cadenas crea un gran desconcierto entre los telespectadores.
Por otro lado, no podemos olvidar que cada cadena tiene sus propios presentadores estrella, los cuales al fusionarse perderán protagonismo y espacio televisivo. Por tanto, la fusión no sólo afecta a los niveles más bajos sino que también los que se consideran más fuertes van a perder su poder e influencia compartiendo su protagonismo y disminuyendo su caché.
Vamos a asistir a la reducción del panel televisivo a tan sólo 3 cadenas importantes y generalistas. Ahora el mundo de la televisión queda dividido en dos, de una parte la situación actual se mantendrá (aunque tras la fusión ya no dispondremos de tantos canales), y por otra parte nos encontramos con la TDT (proliferación de canales monotemáticos). Ahora el trabajo va de mano del público, acostumbrado a la comodidad de “a ver que nos ponen” pasa a ser el que decide lo que quiere ver creando su propia parrilla televisiva, estamos ante el nacimiento de un nuevo concepto de audiencia selectiva. Nosotros nos tenemos que currar lo que queremos ver en cada momento, no nos programan cada día los diferentes canales, ya no podremos poner una cadena a ver lo que echan sino que tendremos que buscar, informarnos para posteriormente poder elegir.
En conclusión, me parece una decisión arriesgada ya que las cadenas se aventuran a un terreno demasiado pantanoso donde no tienen nada seguro, arriesgándose a tener que dar marcha atrás con las orejas gachas para así volver a la situación actual. Los grandes medios no pueden olvidarse jamás que dependen de la audiencia y en esta ocasión nadie ha preguntado si la audiencia necesita una reducción de cadenas o no, sino que sólo se han movido por los intereses económicos de conseguir un mayor beneficio.


No hay comentarios:
Publicar un comentario